ALMENDRO
Nilos inventados
Hoy he dejado desperdigados trozos de memoria en la
escalera.
Llevaba cubos como de ropa sucia a mediodía,
y se han mojado.
¡Qué alegres juegan con el infinito los cuerpos del museo,
los ojos de El Fayun, que me miran
y no sé qué decirles porque
nado en Nilos inventados.
En mi cabeza,
como huesos de pájaro
crujen los verbos,
y dejan un lastre de paisajes en la punta de mi carboncillo.
La última sonrisa
quedará impresa en tinta negra sobre papel reciclado.
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