ALMENDRO
El final
Siluetas de alquitrán
y dragos de óxido por los barrancos.
Estallan ecos de carcajadas
pero son sólo ruidos sin por qué.
Los niños juegan en la frontera de último día
y los tejados no protegen;
un camposanto de árboles sin hojas
se extiende por los lomos de la isla.
-Llora -me dice el
viento.
Pero estoy seco
entre las momias
que duermen, de espaldas a su eternidad.
David A. González

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