sábado, 12 de septiembre de 2015

ALMENDRO
El más allá

Ni sus ojos color carne
ni el olor a chicha de su lengua;
sólo su figura acartonada.

Flores de papel morado,
cruces de celofán
para los vivos invisibles.

Ví mejillas
de niñas sonrientes,
abuelas perdidas en su encía.
Orines y sexos
fecundando
tálamos
que alumbran
el día de los muertos.
Mark Ryden

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