ALMENDRO
El más allá
Ni sus ojos color carne
ni el olor a chicha de su lengua;
sólo su figura acartonada.
Flores de papel morado,
cruces de celofán
para los vivos invisibles.
Ví mejillas
de niñas sonrientes,
abuelas perdidas en su encía.
Orines y sexos
fecundando
tálamos
que alumbran
el día de los muertos.
Mark Ryden
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