16
Un aroma de coñac y arroz
con leche
persiste frente al balcón
que mira a la alameda.
La justicia
desbocada sobre caballos
de acero
cubrió el mantel de Noche
Buena.
La abuela amarró sus
nietos a las medias,
pero llegó la noche de
pezuñas oxidadas y de mujeres
que masticaban gritos
y pavimentos heridos por
voces de refugio.
El barco abrió su vientre
y encubó
desgarros de gaviotas.
Lejos quedó
la casa sin tejado,
podridas las paredes
y olor de rata entre
ratas muertas.
El aroma
del arroz con leche
quedó pegado a las
paredes,
sin cuerpos, las silla
vacías
y el humo de los puros
vagando
entre bombillas apagadas.
No hay comentarios :
Publicar un comentario