Con fuego
Los jóvenes de Clichy
crecen por los adoquines
con sus ojos vendados a un
vagón de metro.
La ciudad duerme a mediodía
y ellos se aman
sin entender el código
No buscan,
porque saben que detrás de
cada hora
sólo hay minutos derrochados
y el placer de sus propios
cuerpos.
Nadie quema la luna,
porque ya no hay satélites de
plata,
y la noche resplandece
excitada por coches
encendidos.
Juan Genovés
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