Emigran
África
es una red de polvo
para
los pies que huyen.
El
cocodrilo acecha
y
la hiena llora
cada
noche en el poblado.
Los
hutus vomitan sobre el vientre
de
Mobutu sus sueños de tortuga
y
aplanan el secarral implacable
de
esta madre,
con
un hierro clavado en el oído
y
aros de colores colgados de los labios.
Niños
colegiales cantan
“Suras”
sentados en el suelo,
juegan
al fútbol con nidos de oropéndolas
y
dan vida a las fotografías.
La
hiena sigue llorando en el poblado.
Desde
las fuentes del Níger
los
caminos llevan a olas de entusiasmo
que
fagocitan cuerpos;
a
cuchillos
que
cortan el mar con carne temporera,
y
espaldas que son “dumping”en oferta.
Los
niños que se quedan juegan.
La
hiena sigue llorando en los poblados.
Y
bajo la arena cuentan cuentos
nuestras
caracolas.
John Kenny
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