miércoles, 11 de noviembre de 2015

Memoria histórica

Dejad que hablen los huesos,
que articulen sus palabras necesarias,
que germinen las consonantes
con que se escribió la muerte;
el eco de los tiros de gracia
rebota por las bancadas del coro
y pide ayuda al sistema público de pensiones.

Hoy niños rotos
escarban  con dedos septuagenarios.

El aire está cansado de silbar,
el tiempo oxida las cerraduras,
y erosiona piedras centinelas.  

 Sólo una nube de azúcar
señala con su sombra el lugar exacto. 


   

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