martes, 8 de septiembre de 2015

ALMENDRO
Acacia africana

Maraña escuálida,
preñada de zumbidos,
tronco hueco
y raíces para el polvo.

Sólo tierra
para esta fortaleza
de hormigas y chicharras.
Tú no emigras,
resistes la fiebre tórrida
de sol a sol a rojo vivo.

Perdida estás en el páramo
donde muda su camisa la serpiente,
y deja el impala su calavera refractaria.
Perdida en la línea
donde barrita el elefante,
y se aplasta el hueso con el hueso,
y la piel busca a la momia.

Rúbrica africana en el paisaje
que muere donde muere el horizonte,
rodeada de polvo
y monótonos rugidos.
Antonio Guzzo


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