ENHORABUENA, MARISINA
Mujer pequeña que viajó
con solo su equipaje hacia países
empujando aquí y allá
el amor
que la sostiene y la aprisiona.
Plantó sobre las sienes de sus hijos
la corona
y reparte cada día por intereses y cazuelas
la alegría.
Mientras las aguas del Pisuerga juegan,
y los patos del molino
entre rayos de un sol recién nacido
con vibrante movimiento se solazan,
departe con la gente del pueblo
y se reune y charla por la plaza
donde vibra el Club del Mediodía.
Contenta por sentirse necesaria
no se da cuenta que su rededor sin ella
no es posible;
la luz que va dejando nos lo dice
y la solidez de su alma castellana.
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