jueves, 8 de octubre de 2015

8

 (En Edimburgo)

Líneas ascendentes
lloran por ventanas de luces mortecinas,
hablan con gárgaras de lluvia
y desvelan silencios de moqueta
a la hora del té de media tarde.

La ciudad es una coraza blanca
en grados Farenheith,
“pubs” donde una luz de duelo
golpea el esperma de las jarras.

Hay un gozo de abrigos y de guantes
que se funde entre caricias.
Y música de gaitas cerca de Saint Andrews
como un lamento lleno de nostalgia. 


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