Calladamente
Un
aguacero de células,
de
vértigo y de nausea
guiándome
los pasos.
Yo
sonrío
-mientras
muero-
y
tú calladamente vienes.
Este
barro medular
me
traviesa el pecho.
No
te veo,
pero
calladamente vienes
de
la orilla del olvido.
Calladamente,
a
este contorno de espirales
y
huecos de vacío
que
pulveriza el hueso.
Anita Erdmann
No hay comentarios :
Publicar un comentario